lunes, 3 de octubre de 2011

Album de familia

Primera visita del P. Alberione a la Argentina

Los primeros días de marzo de 1946 registran un acontecimiento sin igual para los Paulinos y Paulinas de Argentina. En uno de sus primeros viajes luego de la guerra, el Primer Maestro visita a sus hijos de América. Llega al aeropuerto militar de Morón a causa del mal tiempo. Lo reciba la comunidad:
De izq.: Rafael Ferrari, P. Anselmo Vico, Cayo Leonino, Justino Zugna, P. Roberto Mozzachiodi, P. Tito Arman (superior y delegado del superior general), P. Angel Cosan, Primer Maestro, P. Edmundo Vanini párroco de Florida quien nos recibiera en 1931, Ramón Zambelli, Pablo Luchino y P. Juan Bartolamasi.

Luego de la Segunda Guerra Mundial el Primer Maestro sintió la necesidad de visitar a sus hijos esparcidos por el mundo.

El primero de sus 24 viaje al extranjero fue para América.

Partió de Nápoles con la nave Andrea Gritti el 28 de diciembre de 1945. Lo acompañaba la M. Tecla Merlo.

La etapas de este viaje fueron: Estados Unidos, Brasil, Argentina, Estados Unidos (Nueva York), Francia. Regresó a Roma el 25 de abril de 1946. M. Tecla Merlo partirá más tarde y regresará con la nave Vulcania en el mes de mayo.

Se conserva el diario que el cronista del tiempo (Pablo M. Luchino) redactó.”El Primer Maestro llegó al aeropuerto de Morón, en Buenos Aires, hacia las 16 horas del día 7 de marzo. Toda la comunidad de Florida, con el P. Tito Armani, superior, estaba esperándolo con gran alegría. Narra el cronista del tiempo: “Nosotros argentinos pensábamos encontrar un viejecito de gran mole y reposado. En su lugar nos encontramos frente a un hombre pequeño, flaco, ágil y desenvuelto. Apenas bajó del avión y antes de descender de la escalerilla nos saludó con una mano levantada y con una amplia sonrisa. Luego de las prácticas de la aduana entró en el pulman, u ómnibus que tomamos en alquiler y escuchó nuestras canciones y alabanzas que cantamos durante todo el trayecto. Recuerdo que en una de estas alabanzas que cantamos a la Virgen escuchó la palabra “madre adorada”. El, que estaba en la primera fila, se dio vuelta y preguntó maravillado y sorprendido: ¿Cómo cantan “madre adorada”? ¿No es un atributo que se da sólo a Dios? Entonces le explicamos que se trataba de una metáfora. En la lengua española se usa la palabra “adorada” cuando se quiere expresar un gran amor. “Si es así- concluyó- continúen a cantar con alegría”.

Se quedó en Argentina hasta el dìa 29 de marzo. En todos estos días que se quedó con nosotros se mostró siempre alegre y desenvuelto. Las frases habituales que nos repetía en las meditaciones o avisos que nos daba eran: “No dejar para mañana lo que se puede hacer hoy”. “El mañana no existe en el vocabulario de los santos: existe el hoy”. Recuerda Pablo Luchino: “Yo entonces era un clérigo y recuerdo que nuestro dormitorio (éramos 3-4 clérigos) que servía de estudio, fue adaptado para el Primer Maestro cono habitación para dormir, también porque tenía los servicios más cerca; mientras que nuestra pieza fue adaptada también como estudio (¡entonces éramos pobres!) y el Primer Maestro vino a menudo a esta pieza-estudio y nos hacía la meditación.

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