martes, 29 de mayo de 2012

MARÍA: “REINA DE LOS APÓSTOLES”

Este sábado 26 de mayo, en la comunidad de la casa provincial de los paulinos, la familia paulina se reunió para hacer una tarde de encuentro y oración. En esta oportunidad, se rezaron las vísperas de Pentecostés y se celebró la eucaristía, con la particular dedicación a la advocación de "María, Reina de los Apóstoles". El objetivo de la jornada fue unirnos en la oración como familia y rogar a Dios para que la acción del Espíritu Santo se manifieste en nuestro apostolado, comunidades y vida consagrada. La celebración eucarística fue presidida por P. Fernando Teseyra y concelebrada por P. Rubén Darío y P. Domingo Tibaldo. En esta ocasión, estuvo presente las comunidades de la familia paulina: hijas de san Pablo, pastorcitas, pías discípulas, representantes de los institutos y amigos. Luego de la eucaristía, se dio paso a un ágape fraterno, el cual fue amenizado con música, y palabras de agradecimiento de la comunidad anfitriona.







Cuando llegaron a la ciudad, subieron a la sala donde solían reunirse. Eran Pedro, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago. Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos...Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que reposo en toda la casa donde se encontraban. (Hechos 1, 13-14─2, 1ss).





Por la acción del Espíritu Santo hacemos esfuerzos renovados para continuar animando nuestra misión y de toda la Iglesia.

jueves, 24 de mayo de 2012

Invitación

MARÍA: “REINA DE LOS APÓSTOLES”


El Libro de los Hechos de los Apóstoles” (cap.I, vers. 12-14) nos señala que después de la muerte de Jesús en la cruz, estos regresaron del Huerto de los Olivos y subieron a la sala en la cual solían reunirse, y esperaron allí la llegada del Espíritu Santo, íntimamente unidos y orando en compañía de María, la Madre de Jesús.

A partir de este texto se le otorga a María el título de “Reina de los Apóstoles”, cuya fiesta se celebra justamente el día de la Vigilia de Pentecostés.

El P. Alberione eligió para la Familia Paulina esta advocación de la Virgen, a quien le confió la protección de sus hijos. Durante la guerra, nuestro Beato prometió a María elevarle un santuario para venerarla como Reina de los Apóstoles, si protegía a los numerosos hijos para que no sufrieran daño alguno. A pesar de los intensos bombardeos se obró el milagro y sus hijos salieron ilesos. Alberione cumplió con su promesa y elevó un magnífico santuario que es considerado uno de los más grandiosos de Roma.

Al hablar de María, P. Alberione, nos dice en su Testamento Espiritual: María recibió un doble anuncio, el del ángel Gabriel, que le notificaba la maternidad divina respecto de Jesucristo, y el anuncio de Jesucristo crucificado, que le comunicaba la maternidad universal referida a todo el cuerpo místico que es la Iglesia.

Cuando el apóstol Juan estaba a los pies de la cruz y Jesús le dijo: Ahí tienes a tu Madre. En aquella expresión, también estábamos representados todos, especialmente los que queremos ser apóstoles y trabajar en la extensión del Reino de Dios.

Este año, celebraremos su fiesta el sábado 26 de mayo, vigilia de Pentecostés.

Hna. Fidelis (Hijas de san Pablo).

viernes, 18 de mayo de 2012

"Ecos de Alberione" - 16

Discernir a la luz del Espíritu


P. Alberione fue un hombre de asidua oración. Su jornada comenzaba muy temprano, por la mañana y a solas con Dios. Sus grandes decisiones las volcó según lo que el espíritu de Dios le suscitaba en el silencio de la oración, los acontecimientos y por medio de las personas. Sabía que para llevar a cabo la obra paulina había que estar preparado y meditó sobre el momento adecuado para “lanzarse hacia adelante”.

En una actitud de espera, nuestro Beato, a ejemplo de Pablo, comprendió que en algún momento hallaría un signo que le permitiera materializar el proyecto que Dios le había encomendado. Por eso, hizo de la historia una oración; reflexionó sobre ella a la luz de la Palabra de Dios, discernió los signos de los tiempos y consecuentemente buscó la forma de determinar cuáles eran las respuestas que la misión paulina debía dar a las necesidades de la Iglesia.

Si hubo algo en que Alberione reflexionó fue, precisamente, la forma cómo se desarrollaba la historia. Sabemos que estudió bastante este tema, sobre todo a César Cantú (1804-1895), y también la historia eclesiástica de Renato F. Rohrbacher (1789-1856). Estos autores fueron un punto de referencia en su pensamiento, sea para tomar una posición crítica desde el acontecer social como eclesiástico. Pero también, como un lugar de partida para discernir lo válido, lo perenne, lo genuino de un período así y también determinó lo caduco, lo efímero, lo circunstancial de una civilización, de una cultura y de los acontecimientos.

Poco a poco, Alberione constató lo cambiante de la sociedad, y aprendió ciertas enseñanzas del mundo civil que transmitió a las futuras generaciones y que hasta hoy sirven como una receta de cocina para la vida de en general, por ejemplo: lo esencial de las cosas, la paciencia ante los hechos, el compromiso y, sobre todo, la esperanza a la que él llamaba “sano optimismo”.

Sin lugar a dudas, nuestro Beato fue un hombre de esperanza y aprendió a no lamentarse por las contrariedades de la vida –que siempre las hay−, ni desanimarse en los tiempos malos. Decía: “Hay que realizar las obras de Dios, hacer lo que se puede y dejar lo demás a la Providencia”. Con todo, no perdió la esperanza de plasmar el “proyecto” intuido en aquella noche de comienzo de siglo y por lo tanto, no estuvo exento de dudas, temores y desengaños. Tuvo que fortalecerse muchísimo frente a los acontecimientos y dejarse guiar por la luz del espíritu.

Fredy Peña T., s.s.p.

jueves, 17 de mayo de 2012

“Silencio y Palabra: camino de evangelización”

Este es lema que dará inicio el domingo 20 de mayo a la XLVI Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2012. Se reflexionará sobre un aspecto del proceso humano de la comunicación que, para algunos puede ser intrascendente, pero para otros se constituye en algo fundamental para la vida. En esta oportunidad, Benedicto XVI plantea la relación que hay entre el silencio y la palabra: dos momentos de la comunicación que deben equilibrarse e integrarse para un auténtico diálogo y una profunda cercanía entre las personas.
Como comunicadores del evangelio les ofrecemos un extracto del mensaje del Papa, cuando se refiere a la necesidad de hacer “silencio” en la comunicación:

El silencio es parte integrante de la comunicación y sin él no existen palabras con densidad de contenido. En el silencio escuchamos y nos conocemos mejor a nosotros mismos; nace y se profundiza el pensamiento, comprendemos con mayor claridad lo que queremos decir o lo que esperamos del otro; elegimos cómo expresarnos. Callando se permite hablar a la persona que tenemos delante, expresarse a sí misma; y a nosotros no permanecer aferrados sólo a nuestras palabras o ideas, sin una oportuna ponderación. Se abre así un espacio de escucha recíproca y se hace posible una relación humana más plena. En el silencio, por ejemplo, se acogen los momentos más auténticos de la comunicación entre los que se aman: la gestualidad, la expresión del rostro, el cuerpo como signos que manifiestan la persona. En el silencio hablan la alegría, las preocupaciones, el sufrimiento, que precisamente en él encuentran una forma de expresión particularmente intensa. Del silencio, por tanto, brota una comunicación más exigente todavía, que evoca la sensibilidad y la capacidad de escucha que a menudo desvela la medida y la naturaleza de las relaciones. Allí donde los mensajes y la información son abundantes, el silencio se hace esencial para discernir lo que es importante de lo que es inútil y superficial. Una profunda reflexión nos ayuda a descubrir la relación existente entre situaciones que a primera vista parecen desconectadas entre sí, a valorar y analizar los mensajes; esto hace que se puedan compartir opiniones sopesadas y pertinentes, originando un auténtico conocimiento compartido. Por esto, es necesario crear un ambiente propicio, casi una especie de “ecosistema” que sepa equilibrar silencio, palabra, imágenes y sonidos.


domingo, 13 de mayo de 2012

"Ecos de Alberione" - 15

La evangelización instrumental 


El historiador de la Sociedad de San Pablo, Giancarlo Rocca, en sus Apuntes y documentos para una historia, se cuestionaba si Alberione había sido el primero en identificar la buena prensa con la predicación, ya que esa idea se venía realizando tiempo atrás. Es decir, otros habían transitado un camino similar como: san Juan Bosco, Arnold Janssenn, Antonio M. Claret, etcétera. Estos habían asumido la buena prensa, pero desde una óptica subsidiaria, adicional. En cambio, la particularidad de Alberione se centra en que él la propuso como un objetivo único y con una especificidad propia (sus miembros serían sacerdotes, religiosos periodistas, tipógrafos y publicistas).

Tuvo que pensar muy bien cómo plantear esta imperiosa relación entre lo que era palabra-escrita y palabra-oral. Su propósito no quedaría solo en esta interrelación, sino que había que llegar a una instancia divulgativa y significativa en la Iglesia. Formular esta ecuación entre lo escrito y lo oral fue todo un desafío para nuestro Beato, ya que esta iniciativa estableció las bases para lo que hoy conocemos como la predicación instrumental o evangelización.

Como se trata de un momento muy trascendental, nos parece necesario presentar una síntesis de la carta dirigida a la Santa Sede, entre fines de noviembre y comienzos de diciembre de 1922. P. Alberione, en forma directa y simple, les expone lo siguiente:

Me permito precisar la finalidad específica de nuestra Pía Sociedad de San Pablo. Ella se propone hacer con la palabra escrita lo que los predicadores hacen con la palabra hablada. Es decir…

1.- Crear colegios para periodistas y escritores, sacerdotes y laicos, con estudios específicos, con profunda cultura teológica y con las virtudes de los que escriben para difundir la doctrina cristiana...escritores que no utilicen su pluma ni para crearse una posición, ni para vanagloria, ni por interés, sino solo por amor a Jesucristo y a almas.

2.- Realizar el trabajo tipográfico, con el solo fin de la mayor gloria de Dios, por lo tanto sin sueldo, y con el mínimo gasto; de tal manera que nuestros impresos puedan ser ofrecidos a los párrocos, a las obras pías, a las asociaciones católicas, con un precio mínimo.

3.-Difundir la buena prensa y luchar contra la mala, mediante: creación y mantenimiento de bibliotecas y salas de lectura; fundación y gestión de diarios católicos, publicación de hojas populares de instrucción y apologética, etc.

La casa es pequeña, y se halla apenas en sus comienzos; es niña, por ahora, aunque ya hay siete sacerdotes, que pronto serán doce, cuenta con un buen número de clérigos; empero, el trabajo principal es la formación de los jóvenes a los que se imparten cursos de teología, filosofía, humanidades, como también la instrucción y el trabajo tipográfico, y además la educación y formación moral de los alumnos, postulantes, novicios.
Pero ahora se escribe, se imprime y se difunde ya un número notable de impresos y rogamos a su E. Rvdma. Aceptar en obsequio las publicaciones que salen durante cada semana y, a través de ellas, podrá conocer lo que se realiza en el curso del año.
Rogamos por lo tanto a su E. Rvdma. Que permita a esta institución predicar con la palabra escrita, junto al sacerdote que predica con la palabra, constituyéndose (en congregación) a norma del can. 673 del Código de Derecho Canónico.

De acuerdo con el tenor de la misiva para P. Alberione, no fue nada fácil obtener el placet de las autoridades eclesiásticas, ya que en aquella época el tema de la prensa era signo de sospechas y desconfianzas en el ámbito católico, especialmente de las condenas y censuras de la suprema autoridad, desde Gregorio XVI (1831-1846) y Pío IX (1846-1878). Solo a partir del pontificado de León XIII y de Pío X, los católicos verán desde una perspectiva más sociológica el verdadero aporte de la predicación oral y escrita.

 Fredy Peña T., s.s.p.

viernes, 4 de mayo de 2012

Album de familia

5ª y última visita
del Primer Maestro a la Argentina


Este viaje del Primer Maestro aconteció cuando en Roma se vivían los últimos momentos de la vida del Papa Bueno, Juan XXIII. Nuestro Beato llegó al aeropuerto de Roma hacia las 21.30 y poco después se encontró con el padre Ricardo Lombardi, jesuita, que también se dirigía a América Latina para sus acostumbradas misiones y predicación “Por un mundo mejor”. Cuando el padre Lombardi se enteró de que también el Primer Maestro iba a viajar en el mismo avión, dijo al P. Virgilio Rotondi, jesuita, y a los demás amigos que lo habían acompañado al aeropuerto: “Ahora que está el padre Alberione y que viaja conmigo, ¡estoy tranquilo y seguro de no caer entre los peces!”. El Primer Maestro prefirió no emitir palabra, pero esbozó una sonrisa y dejó que los fotógrafos, a pedido del P. Lombardi y del P. Rotondi, tomaran algunas fotografías.

La crónica de nuestro Sacerdote P. Pablo Luchino narra lo siguiente: “La llegada del Fundador entre nosotros fue una sorpresa que no lográbamos creer. Desde Roma nos había llegado una carta a fines de mayo que decía: ‘Dentro de una semana, estará entre ustedes el Primer Maestro’. Nos costaba creer que el Primer Maestro, que hacía pocos meses había entrado en los 80 años de vida, osase todavía afrontar un viaje tan largo y llegar al remoto Chile. Por lo visto, la noticia era cierta, y mírenlo aquí, hoy 4 de junio de 1963, el día después de la muerte del Papa Juan XXIII, a nuestro padre, sonriente, que se hace camino con las manos levantadas, como si quisiese abrazar a todos”.


Llegó el 8 de junio, día en que el Primer Maestro partió de Chile a Buenos Aires. En el aeropuerto, se encontró con el card. Raúl Silva Henríquez, arzobispo de Santiago de Chile, quien esperaba salir en el mismo avión a Roma para participar en el Cónclave y elegir al nuevo Papa. En Ezeiza, el Primer Maestro se reunió con muchos hermanos nuestros, sacerdotes, jóvenes, religiosas y cooperadores.


En los seis días en que el Primer Maestro permaneció en la Argentina, se repitieron las mismas acciones que tuvieron lugar en Santiago de Chile. “Partir del Tabernáculo” es su programa, luego viene el resto: visitar los repartos de apostolado, la casa; hablar con cada una de las personas, comenzando con el superior provincial Fidel Pasquero, con quien mantuvo varios coloquios, hasta el más joven profeso y postulante. También estuvo en las casas de las Hijas de San Pablo y de las Pías Discípulas y sus obras apostólicas.


Otro detalle fue la visita que hicieron al Primer Maestro en Florida la madrina de las Hijas, María Luisa Wolfang, viuda de Soulignac, junto con algunas Hermanas. Cabe recordar que Alberione la había invitado a participar y ser una de las madrinas del Santuario de la Reina de los Apóstoles en Roma. Ella no pudo concurrir, pero regaló todos los ornamentos que él usó en esa ocasión y los dos ángeles que se encuentran en los laterales del altar mayor del santuario.

En el encuentro con los jóvenes, el primer Maestro insistió en que tuvieran el tiempo de recreación y de distracción para evitar que estén ociosos. Por eso, aceptó que se hiciese una academia en su honor. Al final dijo: “Me han hecho transcurrir una hora alegre y muy edificante”.


Escribió el P. Fidel Pasquero: “Entre las iniciativas que promovió el Primer Maestro en esta visita, recuerdo la propuesta de ayuda hecha de parte de la Sociedad de San Pablo y de las Hijas de San Pablo para que las Pías Discípulas pudiesen abrir un Centro Litúrgico, en Buenos Aires, como hicieron seguidamente”.
El viernes 14 de junio, el avión de Panair do Brasil despegó del aeropuerto de Buenos Aires con el Primer Maestro y Madre Tecla Molino, superiora regional de las Pías Discípulas en Argentina, que lo acompañó en el viaje hacia Porto Alegre, Brasil.