jueves, 8 de septiembre de 2011

FUENTE DE ESPIRITUALIDAD UNIVERSAL


La doble mesa, palabra y eucaristía

El 26 de noviembre, día en que nace al cielo el Padre Santiago Alberione, fundador de la Familia Paulina, recordamos junto a la Iglesia sus pensamientos que son fuente de espiritualidad universal.

El Beato P. Santiago Alberione y, por tanto, según el planteamiento de la espiritualidad paulina y de su pastoral de la comunicación social, la Biblia es el marco y la base de toda oración, de toda reflexión y de toda decisión. En una palabra lo es todo.

Como idea fundamental, el P. Alberione estableció una íntima relación entre el Cristo Verdad presente en la Biblia y el Cristo Vida presente en la Eucaristía. No se puede aislar a Cristo en una de las dos realidades: sería como dar al pueblo un Cristo incompleto. Es la doble mesa que se ofrece para que el hombre crezca de manera armónica.

Esta igualdad de culto que daba este bienaventurado padre a la Palabra y a la Eucaristía fue una intuición revolucionaria en su tiempo: así nace el culto de adoración a la Palabra de Dios, que se expresaba en el hecho de colocarla sobre el altar, junto a la eucaristía. También en todos los locales y casas paulinas, la presencia del Libro Sagrado expuesto en lugar de honor, de precedencia, indicando el centro de toda iniciativa y proyecto.

Eucaristía

Una de las expresiones claves del P. Alberione que encontramos en el libro: Leggete le Sacre Scritture es: “la Biblia es como la Eucaristía...”, por lo tanto habla de una igualdad de culto.

Y cuando se refiere a la celebración eucarística, la define como “la Pascua diaria”, el centro de donde dimana toda fuerza, gracia, en sintonía como dirá años más tarde en Concilio Vaticano II, en la Sacrosanctum Concilium, que la eucaristía es “centro de la comunidad, forma de la vida del creyente y fuente y cumbre de toda actividad evangelizadora”. Forma del creyente, porque la eucaristía remite al Cristo total con toda la fuerza de su espíritu, y el creyente vuelve a Dios siguiendo el camino pascual de Cristo: sufrimiento, muerte y resurrección. Fuente y cumbre de toda evangelización, porque la Eucaristía está al comienzo de todo camino hacia Dios, y como fruto gratuito de ésta, la actividad evangelizadora, que conduce hacia la celebración sin fin, hacia la pascua eterna.

Espíritu alberoniano

Entonces, el “gran amor” que este gran Fundador trató de inculcar a cada miembro de la Familia Paulina, en especial a las hermanas Discípulas del Divino Maestro, fue la Eucaristía, por eso decía: “alimento del espíritu es la Palabra y es la Eucaristía. ¿Por qué y cómo alimentan el espíritu? Dándonos a Jesucristo. Y ¿cuál es este alimento? Es el camino, la verdad y la vida. Alimento para la fe, para la voluntad y para la virtud, alimento de vida y de gracia. El don de la misa y la comunión conducen realmente al ‘es Cristo quien vive en mí’” (Ipsum Audite 6,75,95).

Palabra

Esta comunión común con el Cristo la alcanzamos a través del contacto con la Palabra o escuchando su mensaje. Haciendo un recorrido bíblico, hay algunos textos que nos interpelan y hablan al corazón. Por ejemplo, el día del Bautismo del Señor, en que se escuchó la voz del Padre, que dijo: “Éste es mi Hijo muy querido en quien tengo puesta toda mi predilección, escúchenlo”. Quienes se dejan llevar por esta amorosa invitación y tener el coraje de la experiencia de transformación, llegan a profesar su adhesión al Maestro como Pedro: “Señor, ¿a quién iremos? Sólo tú tienes palabras de vida eterna”. Entonces él es el Maestro de palabras de vida eterna que es reconocido entre tantas voces. Su voz es la “Voz”, la “Palabra”, él mismo dice: “Yo soy el Buen Pastor, ellas oirán mi voz y así habrá un solo rebaño y un solo Pastor”.

Entonces esta invitación del Padre a escuchar al Hijo, que tiene palabras de vida eterna, tiene el mismo sentido de vida y eternidad cuando Jesús dice: “Yo soy el Pan vivo bajado del cielo, si uno come de este pan, vivirá eternamente” (Jn 6,51). O la otra cita bíblica que dice: “Yo soy el pan de la vida, quien viene a mí no tendrá más hambre y quien cree en mí no tendrá más sed” (Jn 6,35).

Palabra y Eucaristía, doble mesa de una misma realidad, Cristo Maestro y Pastor, Camino, Verdad y Vida, que se ofrece para la salvación de la humanidad.

Esta realidad salvífica, revelada y vivida por todos los que creyeron en Cristo a lo largo de los siglos, hoy sigue siendo tan real como ayer, y lo será aún más tangible en el reino escatológico.

Y… ¿a qué viene esta reflexión bíblico-litúrgica? Y es justamente para poner en evidencia una vez más que la Palabra y la Eucaristía son fuentes vitales de donde se nutre el Espíritu que anima con dinamismo pneumatológico todo el ser y el quehacer del creyente.

Evidenciar entonces esta realidad significa hacer una anamnesis y que Palabra y Eucaristía siempre van juntas. Ya el Padre Alberione en su tiempo reaccionó contra el moralismo imperante ante la falta de contacto con la Palabra de Dios y, por lo tanto, contra la ausencia de una auténtica evangelización, tratando de llevar nuevamente la predicación con los medios de comunicación social a las fuentes genuinas y puras de la espiritualidad cristianas: la Sagrada Escritura y la Liturgia.

Esta herencia alberoniana tanto para la Familia paulina como para la Iglesia toda, no nos deja indiferentes cuando miramos a nuestro mundo con los ojos de San Pablo: nos debemos a todos o todas las culturas y razas (Cfr. Rom 1, 14), nos debemos como páginas bíblicas vivientes y como hostias vivas, santas y agradables a Dios, nos debemos a cada desafío y reto que la sociedad de hoy nos exige, con gestos de justicia, lealtad, solidaridad, servicio, que nacen de la animación interior del espíritu paulino, es decir, asociados íntimamente a Pablo en su experiencia del “ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí”.

Exhortados a proclamar la alegría pascual y a ser mensajeros del anuncio de la Buena Nueva, para que nunca más nadie tenga hambre del Pan de Vida eterna y que todos sean sabios en la practica asidua en la escucha de las palabras de Jesús y practicarlas.

El Padre Alberione fue fiel hijo de María Maestra y Reina de los Apóstoles, y enseño a acogernos a ella para que guiados por su ejemplo de fidelidad y apóstol incansable de su Hijo Jesucristo realicemos en nuestra vida aquella tierna invitación maternal: “Hagan todo lo que él les diga”.

Lic. María Cristina Aguirre
Lic. Sagrada Liturgia
christyaguirre@yahoo.com.ar

1 comentario:

  1. Hermosa y grandiosa expresion: La doble mesa Pa-
    labra y Eucaristia...! La Palabra, el Verbo He-
    cho Carne; Camino, Verdad y Vida y La Eucaristia
    Pan de Vida, Alimento y bebida de Salvacion.
    La vision del Beato Alberione, siguiendo el cami-
    nar de San Pablo, acogido por el manto de Maria
    Ssma. "haciendo lo que El, les diga." Los hace mensajeros de la Buena Noticia y de la Paz...!
    Bendiciones a todos los Paulinos.!
    ETELVINA

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