Un apóstol para nuestro tiempo
Allá en los albores del mil novecientos...
En la vieja Italia, ¡pueblito pequeño!
Aparece un joven, de condición humilde,
de salud muy frágil, ¡colmado de sueños!
¡Lo impulsa el Espíritu impetuoso de Pablo
y el amor de Cristo, que arde en su pecho!
¿Quién es este joven, de espíritu inquieto,
a quien le quema, en su corazón sincero,
alcanzar con la Biblia , los más remotos pueblos?
Es Santiago, hijo dilecto, de Miguel y Teresa.
Sacerdote de Dios, ¡singular carisma nuevo!,
que engloba e involucra, ¡todos los tiempos!
Y allá en los umbrales, de este siglo nuevo...
En la vieja Italia, ¡un pueblo pequeño!
Alba, ¡eres la aurora, de los nuevos tiempos!
Desde allí se inicia, en años intrépidos,
la expansión misionera, a los cuatro vientos,
que se abren joviales, al pregón del Evangelio.
La noche que divide, el viejo siglo del nuevo,
entre el 31 de diciembre y el primero de enero.
¡Es la Noche santa!, que todos conocemos.
Allí está Alberione, adorando y en silencio...
De allí saldrá la luz, de allí el carisma fresco;
¡allí surgirá la fuerza, del magno emprendimiento!
Aquella fue la Noche , más clara de la historia,
de allí surgió la luz, que alumbrará a los pueblos,
de los cinco Continentes, ¡de todos los tiempos!
Allí el joven intrépido, de aquel pequeño pueblo,
ora ante el Sagrario, ¡se interroga con anhelo...!
¿Qué hacer por la humanidad, en el siglo nuevo?
Viene con su bagaje, de sueños indiscretos,
a un mundo fragmentado, ¡dividido y violento!
¿Qué podrá ofrecerle? Suplica con esmero...
Percibe en la oración: ¡dar sólo lo esencial!
Dar a Cristo Maestro; Camino, Verdad y Vida.
Sí, dar a Jesucristo, ¡darlo todo entero!
Pero, ¿cómo llevar la Biblia , la palabra de Dios?
¿Cómo llegar hoy, a los más remotos pueblos?
Empleará para ello... ¡Areópagos modernos!
Prensa, radio, cine, televisión; ¡todos los medios!
Aquellos mismos medios, que otros ya usan...
¡Pero no con tan nobles, e insignes proyectos!
Esta es la gran novedad, del Beato Alberione,
que debiéramos todos, procurar reconocerla:
¡Proclamar el Evangelio a los cuatro vientos!
“No tengo oro ni plata, ¡les doy lo que tengo!
A Jesús, el Maestro; Camino, Verdad y Vida.
Sí, a Jesucristo, el Señor, ¡el único Maestro!”.
El Concilio Vaticano II, aprueba su carisma inédito,
y descubre al “apóstol”, de los tiempos modernos.
También al “profeta”, ¡que vio antes de los tiempos!,
la “Era de la Comunicación ”, ¡éstos tiempos nuestros!
Caminemos pues confiados, con espíritu abierto,
como Alberione, en aquellos tiempos primeros.
¡Familia Paulina! Nuestra Misión es excelsa...
Dar a Cristo, el Señor, ¡darlo todo entero!
Darlo a este mundo, ¡darlo al mundo moderno!
Necesitamos el temple, del padre Alberione...
¡Y ojalá llegáramos, por fin comprenderlo
en toda su amplitud!, en este mundo inquieto.
Prensa radio, cine, TV... Y también la Internet.
Cual inéditos templos. ¡Areópagos modernos!
Donde se proclama, con lenguaje nuevo,
¡y con nuevo ardor!, a los cuatro vientos;
desde los tejados, hacia el mundo entero.
Un nuevo anuncio: ¡proclamación del Evangelio!
Y en el siglo XXI, ¡en este tiempo nuestro!
Alba, ¡que ignorabas, tu destino egregio!,
fuiste cual pequeña, semillita del Reino...
lleva hoy la antorcha, de los nuevos tiempos;
y a los cinco Continentes, ¡anuncia el Evangelio!
Hno. Santiago E. Kloster, ssp
Que decir de este Poema de Santiago...simplemente
ResponderEliminaruna belleza, como todo lo que el escribe...!
Nos adentra en los planes e ilusiones del Beato
Alberione al fundar la Familia Paulina, a la cual
me siento muy identificada...! FELICITACIONES.!!!
ETEL