Primavera de azucenas van formando
con el brillo de la luz y del cansancio,
amigos del camino y lo donado, que son
las flores que el Señor se ha preparado.
Es la familia injertada en un susurro,
la de un Dios que siendo inquieto se
hace manso, poniendo su aliento en la
plegaria, el trabajo y el amor a los hermanos.
Apóstol de un manantial de agua pura,
que se vierte en la abundancia de las manos,
enriquecidas por el riego y por la lluvia,
y en el mismo Señor amo de los amados.
Para ella el mañana es el hoy y el Evangelio,
anunciado con lenguaje de instrumento,
modelada con el fuego del espíritu y hecha en
Pablo figura que anima a “ser otro Cristo”.
En María encuentra su refugio, Madre de la
Palabra encarnada y en Ella abraza su anhelo,
abriendo nuevos caminos para llegar a las almas,
diciéndoles a todos que es la familia que abraza.
La necesidad de los tiempos hizo de cada uno
un hermano y en la fragancia de sus pétalos,
el amor derramado trajo vigor a las conciencias,
para hacer de la familia paulina una nueva alborada.
Ana María Capalbo
1ª Mención Especial
Concurso de poesías de la Familia Paulina
Que la Familia Paulina ha sido y es una nueva
ResponderEliminar"Alborada", para la Iglesia y la difusion del
Evangelio, no hay ninguna duda...!
ETEL