Forma parte del 4º viaje del Primer Maestro por el mundo. Había partido de Roma el 21 de marzo de 1952, en compañía de M. Tecla Merlo, (Superiora General de las Hijas de San Pablo). La M. Lucía Ricci, Superiora General de las Pías Discípulas parte el día 22.
De Chile, donde estuvieron desde el día 16 de abril, pasan a Argentina donde llegan el 24 de abril. Permanecerán hasta el día 5 de mayo. Muchas fueron las actividades desarrolladas, con visitas a las diversas comunidades paulinas y hasta la comunidad de Córdoba.
Los que en ese tiempo teníamos apenas 14 años y veíamos por primera vez al Primer Maestro fue una experiencia inolvidable. No nos perdíamos detalles de su accionar cotidiano.
Máxime que contábamos con un paulino a carta cabal, Pablo Luchino, otrora −cronista de visita del Primer Maestro y maestro de los aspirantes−, manifestaba en los pequeños aspirantes, un incipiente amor por lo paulino que perduró en el tiempo. Una mañana la visita de la Primera Maestra Tecla nos sorprende a todos en el patio en ejercitaciones de educación física…
En sus recorridos por el apostolado, el Primer Maestro nota que por doquier se encuentran tarimas con pilas de pliegos impresos en espera de ser doblados y encuadernados. Por eso en una de las adoraciones eucarísticas nos hizo prometer que imprimiríamos un título por semana en nuestros talleres. Sabiendo que las tiradas normalmente de cada libro eran de 10.000 ejemplare y que se empleaban dos semanas para cada título, el promedio con las dos máquinas impresoras no era difícil de lograr.
La visita coincidió con la fiesta de la Reina de los Apóstoles que adquirió un festejo especial con la toma de hábito de tres aspirantes a Discípulos del Divino Maestro, que eran: Avelino Dening, Raúl Villaverde y un tercero cuyo nombre olvidé (podría ser Raúl Mansilla).
Por la tarde presidió, en los locales de la comunidad, a la entronización del Evangelio. Quería que en los principales lugares y más frecuentados, estuviera expuesta la Palabra de Dios, fuente de inspiración de toda obra apostólica paulina. Fue así que procesionalmente lo llevamos a la capilla, al locutorio y a los locales de apostolado. Era costumbre que en clase cada día se aprendiese de memoria un versículo en latín del Evangelio. Y al inicio de cada turno de apostolado (con esta palabra se identificaba la acción con el local) se leía un trozo del Evangelio y todos pasaban a besarlo.
En esta ocasión el Primer Maestro ocupó la habitación del segundo piso que da al jardín. Y había advertido a la comunidad: si por la noche sienten ruido y que bajo por las escaleras, no se asusten. Sucede cuando no logro dormir a causa de los dolores por la artrosis. Un detalle que se repetía en cuantas visitas presenciaba el P. José Zambelli: le cortaba el cabello al Primer Maestro, cosa a que accedía gustoso. Alguien conserva algunos de estos cabellos de 1952. En ese tiempo, no le gustaban las fotografías, y era una odisea lograr sacarle una a escondidas. Excepto las que se sacó en ceremonias y con la comunidad en pleno.
El historiador de Florida
Maravillosas resenias que nos van haciendo conocer cada dia mas la vida y Vocacion del Beato
ResponderEliminarAlberione por la Difusion de la Palabra de Dios.
En lo que a mi respecta con esta alma Paulina que Dios me dio, me resulta atrapante...!
ETEL