Maestro, desde tu cruz me habla
tu mano derecha trepanada por la piedad,
que te sostiene el Padre de misericordias,
que estás vacío de ti, entregado a los
demás.
¡Y pronto amigo eterno serás!
Maestro, desde tu cruz me enseña
tu mano izquierda atravesada por el amor,
que resumas servicio al enfermo,
que a los pobres caricias solidarias les
das.
¡Y pronto pan partido te harás!
Maestro, desde tu cruz me alecciona
tu pie derecho perforado por caminar,
que sales al encuentro del malherido,
que llegas peregrino a mi hogar.
¡Y pronto vino de alegría serás!
Maestro, desde tu cruz me grita
tu pie izquierdo taladrado por la
esperanza,
que eres mensajero de paz,
que el Reino entre los pequeños y humildes
está.
¡Y pronto evangelio vivo te harás!
Maestro, desde tu cruz me señalas
tu costado traspasado por la maldad,
que tu corazón es fuente de perdón,
que amas la vida del oprimido por el mal.
¡Y pronto resurrección liberadora serás!
Maestro, desde la cátedra de tu cruz me
invitas
a configurarme con tu belleza, verdad y
bondad.
P. Fernando Teseyra, ssp
Buena reflexion del espiritu que nos debe mover a la contemplacion y la accion
ResponderEliminarEs tan profundo y tan descrptivo, que solo puedo agregar:
ResponderEliminar"Por sus llagas somos curados".
Precioso Fernando, Felicitaciones...!
ETEL