Un cariz paulino se fraguó en medio de tanta “agitación”
En medio de una época de gran convulsión social, política, económica y −por qué no decirlo− eclesial como lo fue el siglo XX, Padre Alberione tuvo que bregar bastante para dialogar con la cultura de su tiempo y elaborar una forma de anunciar a Cristo osadamente. En este esfuerzo de animación cristiana de la cultura, había que ser sal y luz. No sólo era la transmisión de un Cristo Resucitado como señalan los evangelios, sino de un Cristo Resucitado que interpelara y se adosara a la cultura, de manera que tuviera cabida en todos los ámbitos de la vida humana.
“Dar en primer lugar la doctrina que salva. Empapar de evangelio todo el pensamiento y el saber humano. No hablar sólo de religión, sino también de todo cristianamente… algo parecido a una universidad católica, que si es completa debe incluir teología, filosofía, letras, medicina, economía política, ciencias naturales, etc.” (Abundantes Divitiae, n. 87).
Recordemos que en aquella época el modernismo se había expandido fuertemente y había causado gran turbación y desorientación social, económica y política. Sobre todo, en la literatura, arte, en disciplina eclesiástica, teología, historia, etc. Resultó poderoso su influjo y por ese mismo motivo, en 1907 fue condenado por el Santo Oficio (decreto Lamentábili) y, por Pío X (encíclica Pascendi domínici gregis). Además, el socialismo irrumpía abruptamente con el materialismo y la lucha de clases. Sin embargo, León XIII contrarrestó estas corrientes de pensamiento con sus encíclicas: Rerum Novarum e Humanum genus que también originaron divisiones en el clero y sirvieron de lectura e inspiración a nuestro Beato en la formación de su pensamiento.
“La Santa Sede emanaba continuamente documentos invitando a los católicos a ponerse a la altura de los nuevos cometidos. Al tiempo que se advertían muchos espíritus indolentes e inconsiderados, los católicos y el clero conscientes actuaban sagazmente según las directrices papales” (Abundantes Divitiae, n. 55).
Ante tamaños acontecimientos, P. Alberione meditaba frente al Santísimo. Estas experiencias confirmaban más su idea y persuasión de que todo el mensaje cristiano de su Obra no podía dejar de estar en sintonía con el Papa y su romanidad.
“El Papa es el gran faro encendido por Jesús a la humanidad, para todos los siglos. Los primeros miembros emitían un cuarto voto: ‘obediencia al Papa en lo referente al apostolado’, como actitud de servicio al Vicario de Jesucristo” (Abundantes Divitiae, n.57).
Este espíritu social de nuestro Beato no pudo resistirse a estos cambios y comenzó una ardua tarea de iniciativas, que se plasmaron en: conferencias y congresos sociales en que formó parte, cooperación con organizaciones y obras sociales, relaciones con los hombres de la Acción Católica , etc. Su personalidad y santidad e intimidad con Jesús y su visión social de llegar con el mensaje del Evangelio a todos los pueblos fueron los que, en definitiva, estructuraron una forma de pensar el mundo no sólo humanamente, sino también cristianamente.
“Acción y oración orientaron hacia un trabajo social cristiano que tiende a sanear gobiernos, escuelas, leyes, la familia y las relaciones entre las clases y las naciones. Para que Cristo, camino, verdad y vida, reine en el mundo” (Abundantes Divitiae, n. 63).
Fredy Peña T., s.s.p.
Interesantisimo este aporte de Fredy,para cono-
ResponderEliminarcer aun mas el fragor Paulino en un Siglo tan convulsionado como el S.XX. Fue el Sig.,de las
negaciones teologicas, religiosas y hasta ecle-
siales, comenzaba a ser mal visto confesarse Ca-
tolico y aun mas hizo su aparicion el "socialis-
mo" con demasiada fuerza. Ahi es donde el Beato
Alberione siente que mas que nunca se debe ser Sal Y Luz y comienza su trabajo de difundir el
Evangelio por todos los medios de Comunicacion y
Difusion que estuvieran a su alcance, lo que perdura hasta hoy...!
ETELVINA