miércoles, 24 de agosto de 2011

“Ecos de Alberione” - 1

Un don recibido…


Precisamente, cuando estábamos muertos a causa de nuestros pecados, nos hizo revivir con Cristo −¡ustedes han sido salvados gratuitamente!− y con Cristo Jesús nos resucitó y nos hizo reinar con él en el cielo. Así, Dios ha querido demostrar a los tiempos futuros la inmensa riqueza de su gracia por el amor que nos tiene en Cristo Jesús (Efesios 2, 5-7).

Desde este pasaje de la carta a los Efesios, P. Alberione se inspira para dar título a su escrito: Abundantes Divitiae Gratiae Suae, que nos habla del carisma y misión de la Familia Paulina en el mundo. Dirá: “Quisiera dar a conocer algo que me parece muy importante, que después de la muerte no se hable más de mí, sino sólo de San Pablo, pues él es el Fundador, el modelo, el padre y nuestro inspirador. Es necesario que ello se transparente en el trabajo que tienen en las manos” (Abundantes Divitiae, p. 12).

Nuestro fundador entendió, por infinita bondad de Dios, que en la misión de la Familia Paulina se nos ha regalado abundantes riquezas de gracia. P. Alberione encontró en esta expresión de San Pablo la palabra clave que describe todo el misterio de amor que Dios ha manifestado en él mismo y en la Familia Paulina. Los hitos de su vida confirmaron la presencia de esta gracia o don, que fue desplegándose en su propia vocación y, lógicamente, manifestándose en el carisma y en el apostolado paulino.

“Tuvo momentos de mayor gracia que determinaron la vocación y la misión especial. Primero, la vocación sacerdotal; segundo, la particular orientación de la vida; tercero, el paso de la idea de organización de (laicos) católicos a la organización religiosa” (Abundantes Divitiae, nro.7).

Nuestro Beato sintió la presencia de Dios que acompañaba su vida y fortalecía su fe, sin embargo, no estuvo exento de situaciones de pruebas, dudas o miedos que a todos –en la vida de fe−, nos asedian. P. Alberione percibió que en su fragilidad humana podía hacer algo más por el anuncio del Reino. Con su mente puesta en el futuro y en las necesidades del hombre de su tiempo, determinó que era necesario organizarse y conformar una asociación de personas que sintieran la necesidad de anunciar a Cristo, pero de una manera novedosa y particular hasta nuestros días.

“Tuvo una sensación bastante clara de su propia nulidad y, al mismo tiempo, oyó: ‘Yo estoy con ustedes… hasta el fin del mundo’ en la eucaristía; y que en Jesús-Hostia se podía tener luz, alimento, consuelo y victoria sobre el mal” (Abundantes Divitiae, n. 16).

Fredy Peña T., s.s.p.

1 comentario:

  1. Felicitaciones por estos 100 anios de un Carisma
    tan especial de la querida Familia Paulina...!
    Toda nuestra gratitud por permitirnos a los que
    hemos sentido la mocion del Beato Alberione y el
    llamado del Apostol, a predicar el Evangelio en
    todos los medios a nuestro alcance...! En lo per-
    sonal actualmente mediante poemas y poesias com-
    prometidos con la Unica Verdad...!
    ETELVINA

    ResponderEliminar